Haikus 2.0

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(haiku = 5 sílabas + 7 sílabas + 5 sílabas)
#1
Un mensajito
con puntos suspensivos
busca problemas.

#2
Cuevana rima
con fin de semana
Hoy no salgo, no.

#3
Te lo digo así:
sos mi spam preferido,
puro amor vos.

#4
Si tenés un blog
quedaste de suplente.
Retirate ya.

#5
Todas las madres
responden los mensajes
siempre con un OK

#6
Premio Nobel para
el creador de Poringa.
Se lo merece.

#7
El chat de Facebook
es el chamuyo previo:
vení, putita.

#8
Twitter es como
Polémica en el bar
sin viejos fachos.

#9
Todos alguna vez
nos buscamos en Google.
Narcisos, obvio.

#10

Facebook es el plan
de los que solamente
te quieren coger.

#11
Los pescadores
no pueden pescar nada
con redes sociales.

#12
Si firmo besos
vos date por garchada.
Dale que querés.

#13
Actualizate:
no te venden un buzón,
te venden un mail.

#14
Los twitteros son
la orgía digital
que no la pone.

#15
Da medio gato
poner cuántos idiomas
hablás en Facebook.

Nicolás Igarzábal y Lucía Eisenschlos

#Mi semana

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Sube

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Me podría haber sentado en el primer asiento pero elegí el del fondo. El colectivero escucha Los Redondos a todo lo que da y saluda a su compañero de la otra línea cuando frena en la esquina. Se ríen, hablan del 7 a 1 de River, de que Juan Carlos no fue a trabajar hoy porque fue papá, y terminan arreglando para armar un asadito el fin de semana con los muchachos. Todavía no saben quién llevará la carne y quién el vino, eso lo resolverán recién en el próximo semáforo. Sobre sus espaldas, las monedas giran y giran como un zamba dentro de la máquina de boletos. La música sigue, ahora se escucha: ¡ensayo general para la alarma actual, teatro antidisturbios!

La chica que lee a Murakami agarrada del pasamanos tiene las mismas zapatillas que yo. Hay otro chico al lado que está con su Ipod siguiendo el ritmo de la música con su batería imaginaria. Un bebé llora sin consuelo y amenaza a su madre con un muñeco de G.I. Joe. En la otra mano tiene un helado de agua sabor frutilla. Una pareja viene del cine, se huele desde acá: esos pochoclos están tan rancios como su relación. Tengo en la mochila un libro de Enrique Symns y otro de Osvaldo Lamborghini, todavía no sé con cuál me voy a gatillar la cabeza primero. El Rulo ya debe estar por Constitución y Romi, en Almagro.

Las calles están atestadas de propagandas políticas (spam urbano). Todos los candidatos piden un cambio. Un cambio de modelo, de make-up, de zapatos. "¡Cambio, cambio!", grita el chanta de la galería con dólares en la mano. "Ch-ch-changes!", canta Bowie. La vida te cambia, el trabajo te cambia, los amigos, el amor. Viajar te cambia la perspectiva. Y todos cambiamos para no cambiar nada, porque en el fondo siempre vamos a ser lo que fuimos a los 18, 19 años cuando todavía no sabíamos qué carrera seguir en la UBA. Scioli cree en mí, Alfonsín cree en mí, De Narváez cree en mí, todos creen en mí.. ¡Y yo no creo en nadie! Yo creo que están todos del tomate, esa es la verdad.

Caen algunas gotas en mi ventanilla. Llueve sobre Juan B. Justo y en la YPF de Cabrera alguien compra un alfajor y se mancha los dedos con chocolate. El Metrobús tajea a la avenida, la corta por el medio como una cicatriz que sangra pasajeros. Los taxis escupen gringos en cada esquina y cobran tarifas en dólares: Welcome to Palermo Hollywood. Las chicas salen de los boliches todas transpiradas y con aliento a New Age. Cuando el patova abre la puerta, se escucha "I will survive" de Gloria Gaynor. Unos chicos quieren colarse y provocan unas roscas que suben el rating de tu televisor. Las alcantarillas se toman el agua de a sorbitos mientras la gente espera el colectivo fumando.

Nunca se me dio por el cigarrillo. Fumar es más cinematográfico. Si fumara podría hacer círculos con el humo y soplárselos en la cara a mis enemigos. O podría formar corazones y tirarles una flecha, para conquistar a alguien. Si fumara podría usar un Zippo y hacerme el canchero, tendría más temas de conversación, podría romper el hielo pidiendo fuego a cualquier desconocido, o podría convidarles a las chicas de todas las fiestas del mañana. Si fumara podría apartarme de las reuniones cuando se tornan aburridas para irme al balcón. Si fumara podría dejar a mi esposa con la excusa de ir a comprar puchos. Si fumara podría haber mitigado la ansiedad en la parada.

Pero ya es tarde. Hay onda verde por Gaona y el chofer pide a los gritos que se corran para el fondo que no hay lugar. Fernando y Cecilia se conocen en el tercer asiento, se enamoran, se casan, tienen dos hijos y se divorcian antes de llegar a Nazca. Sobre el cartel de la calle Espinosa alguien escribió con liquid paper "Ricky no se murió". Todavía puede leerse. La barrera está baja, los trenes caminan sobre xilofones oxidados. El bondi sigue hasta Liniers y yo me bajo en Flores, aunque en realidad, nunca me haya subido.

Nicolás Igarzábal