Invitar a la Muerte
a comer unos choris a la Costanera
para negociar, para chantajearla
y robarle un par de días más,
para que nos venga a llevar
recién el 32 de enero.
Si hay que morirse,
que sea a lo grande
como Pompilio
y no ahora,
a los veintipico,
con tantos discos
sin escuchar.
Todavía nos quedan
muchos tragos
por tomar, amigos
y este bar cierra
cuando a nosotros
se nos dé la gana.
Oscar,
otro old fashioned!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)