Qué acelga, qué talco, cómo andamio

|
Soy muy torpe para saludar,
doy beso cuando no hay confianza,
tiro abrazos muy robóticos
y siempre me quedo pagando
cuando pregunto cómo estás.

O digo bien y vos
cuando el otro dice
bien y vos.

A veces doy beso con mucho ruido
(chuik, muac)
o demasiado silencioso.
Besos en mute,
como de abuela.

No sé cuánto tiene que durar
el apretón de manos,
ni cuantas sacudidas hacer
para no quedar descortés
como una hormiga
a la deriva
por el andén
(gracias, Carpo)

Me molestan
los que te golpean el cachete,
los que amagan con el izquierdo
y te atacan con el derecho,
los que te chocan con el marco
de los anteojos

Los barbudos te pinchan,
los ancianos te babean,
y los adolescentes te manchan
con pus.
¡Las bigotudas son lo peor!

Por mail tampoco
soy muy original:
saludos, nos vemos
bye, bye
abrazo de gol o
el viejo y querido
chaucha.
Si te pongo besos,
te quiero dar bomba.

Odio los cómo andamio,
los qué acelga, qué talco
cómo baila, qué contursi.
Los que te llaman amigo
y nunca te invitaron una birra,
los que se despiden con un
a-ver-cuándo-nos-vemos
sabiendo que no vas a verlo
nunca más en la putísima vida.

Y odio -sobre todo-
a los que abrevian slds
porque ni siquiera
tienen ganas de saludarte
con todas las letras.

Francamente,
los saludos me suenan a salud,
a chin chin, al brindis de navidad,
los chasquibum, jupitér-jupitér
no-puede-fallar,
año nuevo, felices fiestas
y todos esos familiares que
tengo que saludar por compromiso
con beso, apretón de mano o abrazo
porque jamás leyeron
-ni leerán-
este poema quejoso.

Nicolas Igarzábal

2 caracoles:

Anónimo dijo...

Igarzábal, Nickdrakeano capitalino, linda poesía, tintura bukoskiana, fichines de ciudad.
Angustia sexual, soledad de adolescente, chicas ausentes y un poco más.
Nicolás, algo me dice que dormís solo, y que no seríamos muy amigos, no te hago muy borracho, ni te gusta mucho la soledad.

Nicolás Igarzábal dijo...

No te preocupes, yo tampoco sería amigo tuyo

Publicar un comentario